La conducta comunicativa de los jóvenes debe definirse como su conducta verbal más su conducta no verbal. Por tanto, la personalidad de los jóvenes, tal y como se expresa en la manera como se comunican, hablan, están de pie, se peinan, etc., se convierte en nuestra conducta comunicativa; la forma en que nos expresamos cada día, la forma en que los demás nos ven, es la suma total de la conducta comunicativa de los jóvenes. La comunicación es la escénica del hombre: no puede vivir sin ella. En cualquier momento en que los jóvenes estén sometidos a la conducta de los demás, pueden concebir esta conducta comunicativa.
Al mismo tiempo, la conducta del joven depende de la imagen que tenga de él mismo, así como de la situación en que se encuentra. ¿Cómo se ven a sí mismos en relación con los elementos que los rodean?, tanto si son personas como objetos inanimados.
El diálogo entre los jóvenes
Si pensamos un poco, el diálogo entre los jóvenes, como en todas las personas es realmente una aventura sin fin, siempre nueva. Es un encuentro de personas con todos los riesgos, las reacciones imprevisibles, las dificultades y la incertidumbre que ello supone.
La verdadera comunicación no se realiza automáticamente, es mucho más que un intercambio de ideas y de palabras, desde hace algún tiempo, se han vuelto muy comunes. Testimonian la profunda aspiración de los seres humanos para un encuentro auténtico, constantemente puesto en discusión.
Hemos tratado y todavía tratamos de mejorar nuestra comunicación. Pero así ¿Hemos llegado al diálogo?. No es cierto. Para que una comunicación llegue a ser diálogo, hay que descubrir otra dimensión. No es fácil encontrarla. Porque aquí nos movemos en el campo de lo imponderable y lo indefinible.
Al mismo tiempo, la conducta del joven depende de la imagen que tenga de él mismo, así como de la situación en que se encuentra. ¿Cómo se ven a sí mismos en relación con los elementos que los rodean?, tanto si son personas como objetos inanimados.
El diálogo entre los jóvenes
Si pensamos un poco, el diálogo entre los jóvenes, como en todas las personas es realmente una aventura sin fin, siempre nueva. Es un encuentro de personas con todos los riesgos, las reacciones imprevisibles, las dificultades y la incertidumbre que ello supone.
La verdadera comunicación no se realiza automáticamente, es mucho más que un intercambio de ideas y de palabras, desde hace algún tiempo, se han vuelto muy comunes. Testimonian la profunda aspiración de los seres humanos para un encuentro auténtico, constantemente puesto en discusión.
Hemos tratado y todavía tratamos de mejorar nuestra comunicación. Pero así ¿Hemos llegado al diálogo?. No es cierto. Para que una comunicación llegue a ser diálogo, hay que descubrir otra dimensión. No es fácil encontrarla. Porque aquí nos movemos en el campo de lo imponderable y lo indefinible.
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