lunes, 7 de abril de 2008

El temor y la inseguridad en el lenguaje de los jovenes

Uno de los problemas emocionales que obstaculizan las comunicaciones reales es el temor: esta emoción puede transformar totalmente a un ser humano. Cuando aparece el temor, salen a la luz determinados indicios no verbales (ojos desmesuradamente abiertos, transpiración, nerviosismo, rubor, rigidez, mutismo, etc.).
Estas actitudes de defensa provienen del hecho de que el joven percibe o teme cierta amenaza dentro del grupo. Esta conducta moviliza gran parte de la energía del individuo, y no le permite prestar atención a lo que sucede en el grupo.
Mientras el individuo participa (o no) en la actividad del grupo se esta preguntando que piensan de él los demás, que puede hacer para que tengan de él una opinión favorable, intenta entonces superar a los demás, dominar, causar una buena impresión, y evitar o atenuar los ataques contra su persona, que prevé en el futuro o que ya constaba.
Estos sentimientos y esta conducta provocan en los otros una similar reacción de defensa, y este proceso puede acabar en un circulo vicioso. En un grupo, los miembros que experimentan sentimientos de inseguridad se sienten particularmente inclinados a criticar a los demás, a clasificarlos en “buenos” y “malos”, a hacer juicios morales, a poner en tela de juicio el valor, los móviles o la carga afectiva de lo que perciben a su alrededor.

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